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miércoles, 5 de febrero de 2014

El poder la las emociones y como canalizarlo. Por Isha

Generalmente nos guardamos nuestras emociones, las tapamos. Y  mi respuesta siempre es, “aprende a abrazar tus emociones”. Si te irritas demasiado, sólo irrítate, si lloras por todo, no importa en realidad, porque estás sanando, dejando fluir todo eso que está allí escondido pujando por salir. Si un río se estanca, ¿qué sucede? Se pudre todo a su alrededor y sus aguas se contaminan. Necesitas llorar, sentir tu irritación, sentir el miedo, liberar toda esa basura hasta que te vacíes. Y una vez que estés vacío, ¿qué es lo que vas a encontrar? Paz, dicha, abundancia.

El único problema con nuestras emociones es el drama que armamos con ellas. Si nos dedicáramos a sentir inocentemente al llorar, tal vez aprenderíamos
a cambiar algo o a dejarlo ir cuando sea el momento, o a simplemente respetar la tristeza y que fluya hasta que ya no haya más, como frente a una pérdida o a un duelo.

Vemos nuestra experiencia humana como cualquier cosa, excepto perfecta, ¿verdad? Me veo ridícula, me veo histérica, me veo arrogante, me veo separada, me veo celosa, soy todo eso. Soy la lista completa. Y también soy esta otra: soy amorosa, soy dulce, soy generosa, etc, etc, etc. Tú eres humana, vives en dualidad. Así que abraza eso.

Estás aquí, en esta vida maravillosa. No estás aquí para sufrir, sino para disfrutar la creación, la belleza, la dualidad, la gente, la naturaleza, el amor. ¡Qué creación tan fenomenal! Es tan, tan hermoso este planeta Tierra, es increíble, es impresionante. Pero no lo podemos ver, estamos demasiado en nuestra cabeza, demasiado en el afuera, nos hemos tragado nuestras emociones, sin permitirnos sentirlas. Cuando te conectas con ellas, aprendes a vaciarte de ellas, a sanar esa llaga, dejas ir lo que no es importante y ¡sí!, vas a ser feliz. ¡Sí!, vas a sentirte dichoso, ¡si! vas a amarte a ti mismo. ¿Por qué? Porque eso es lo que eres. Lo opuesto no es lo que eres. Y esa experiencia está obnubilada por todas esas emociones retenidas. Entonces cuando las sientes, inocentemente, te conectas con el amor, con quien tu realmente eres.

Tu divinidad es interna, tu divinidad ve lo externo como una expresión transitoria. ¿Y cómo llegas a ese punto? Tienes que expandir esto hasta que puedas atestiguar la experiencia humana, no puedes interpretarla o armarla. No la puedes adivinar, porque la conciencia es siempre experiencia, es vivencia, porque viene del corazón. Tu tienes que tener la experiencia. Tu tienes que ver que “esto es quien soy”.

Isha

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